sábado, 18 de febrero de 2017

¿Por qué con Peñalosa nunca habrá metro en Bogotá?

Señores peñalosistas, dejen esa caca mental de justificar la nefasta Alcaldía de su Ph.D. evocando cada segundo la de Gustavo Petro. Invocar la maldad de la izquierda ‘castrochavista’ es un argumento para uribistas y seguidores de RCN. Ustedes son más instruidos, ¿no?




En cambio, el conflicto de intereses que ha tenido Enrique Peñalosa con el tema de la movilidad en Bogotá, desde su primera Alcaldía, ha sido evidente. Presidente del ITDP, una fundación internacional dedicada a promover la construcción de sistemas tipo BRT (transmilenios) en países en vía de desarrollo, Peñalosa sigue acumulando una fortuna vendiendo su modelo de BRT por todo el mundo. Entonces ¿si el negocio es vender buses para qué invertir en un metro? Eso lo puede entender hasta un niño de 8 años.


Por eso no extraña que Peñalosa, uno de los delfines más representativos de la política criolla, repita una y otra vez que Transmilenio es el sistema de transporte ideal para las grandes ciudades y que además puede hacer lo mismo que un metro, y utilizando cualquier excusa (la sobretasa a la gasolina, ahora) nos quiera volver a cambiar (como en su primera Alcaldía) la urgente construcción del metro por más buses viejos, para una ciudad cada día más atiborrada y contaminada. Sencillamente mientras Peñalosa sea alcalde no habrá metro en Bogotá.


Hasta el expresidente, grancolombiano y ahora senador Álvaro Uribe dijo que si él hubiera conocido el sistema Transmilenio cuando fue alcalde, no habría hecho el metro de Medellín. (Ver el documento “Movilidad para Bogotá: ¿Metro o Transmilenio?”, publicado por Enrique Peñalosa en enero de 2010 para defender su lucrativo negocio de transmilenios)


Es normal que a Peñalosa lo apoyen los empresarios, los medios tradicionales y el Gobierno nacional, pero ¿que "ciudadanos de a pie", asalariados como tantos, sigan defendiendo la causa peñalosista como porristas rabiosas? Eso no se entiende.


Los invito a despertar de la ‘realidad’ que a diario nos venden RCN y Caracol, una realidad en la que una multinacional queda en evidencia por corromper a las dos grandes campañas a la presidencia de Colombia y aquí seguimos como si no hubiera pasado nada. Otro elefante maquillado por la clase dirigente colombiana con el mismo descaro de siempre: como todos los políticos son corruptos ninguno lo es. Y ahí de paso quedó lista la agenda para las próximas elecciones presidenciales: sin unas Farc para exterminar, ahora el gran enemigo a vencer (¿por otros 200 años?) será la etérea corrupción.


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