miércoles, 19 de abril de 2017

Susana


Susana esperaba. Un chubasco sacudía las escuálidas ramas de los árboles que aún quedaban en pie, salpicaba las tumbas del cementerio y rebotaba sobre su paraguas negro. Con el mismo paciente estoicismo que había tenido durante los últimos cinco años, permanecía erguida junto a la tumba de su marido.