Se cuenta que un pastuso apostó con su amigo a que era capaz de entrar a la hacienda de Álvaro Uribe, insultarlo y salir corriendo. El pastuso lo hizo, y cuando Álvaro Uribe lo vio, le dijo: “Yo sé porque tú hiciste eso, mijito. Te comprendo. Vete a reclamar tu apuesta”.