jueves, 7 de febrero de 2019

Hienas



Estábamos confinados en la madriguera. Mis compañeros dormían. La luna impávida mirándonos a través de los siglos. La oscura noche, su oscuridad inmensa. Yo salí a la superficie y me tumbé sobre la hierba a contemplar las estrellas. Hacerlo de día sería un suicidio; el sol de candela nunca lo permitiría. De pronto, un pastor de tez cobriza pasó arriando un pequeño rebaño de ovejas.