martes, 26 de junio de 2018

Rusia 2018: Colombia reivindicó a Sudamérica en la segunda fecha


Radamel Falcao García al anotar el 2-0 de Colombia frente a Polonia en el Kazán Arena, durante la segunda fecha del Grupo H del Mundial Rusia 2018.

En la guerra de naciones que representa un mundial de fútbol los latinoamericanos pierden la batalla en Europa, pero la goleada del once colombiano ante el polaco ilusiona con derrumbar la supremacía del viejo continente en el torneo de la FIFA.

Hace millones de siglos, el homo sapiens alcanzó la cumbre de la cadena alimenticia por su capacidad de cooperación por cientos, miles, millones de individuos. Ningún otro animal lo había hecho hasta entonces. Las manadas de leones normalmente no cazan en grupos de más de diez hembras, es raro ver jaurías mayores a cincuenta hienas y los chimpancés raramente llegan a comunidades de un centenar de individuos. A partir de esa habilidad adquirida de cooperar (sumado claro, al desarrollo del lenguaje y al pulgar oponible, resumiendo burdamente la evolución humana), el insignificante sapiens empezó a arrasar a las demás especies y a vivir de una manera más organizada logrando la cohesión a partir de un mismo fin. Y en el centro de todo eso estuvo el mito. 

Basta con ver que después de las primeras deidades (basadas en los astros y en fenómenos inexplicables hasta ese entonces), la humanidad creó las religiones, uno de los mitos más efectivos para que las élites establecieran un orden, a partir de la fe de millones de creyentes en un dios y el conjunto de normas y valores que implica creer en ese algo. Pero luego llegó el mito del capitalismo y con este la fe en el dinero y en el consumo. Y en ese nuevo orden de valores apareció el fútbol, la única religión que no tiene ateos, como dijo sabiamente Eduardo Galeano para referirse al fervor que despierta el deporte más popular del planeta. Como toda religión, el fútbol tiene ritos tan fuertes y arraigados como los mundiales que cada cuatro años organiza la FIFA.

Los mundiales de fútbol son una representación de la guerra entre las naciones. Sobre el césped se puede ver el patriotismo exacerbado alrededor de la pelota, de una bandera, de un himno. En medio de la gran ficción que son los mundiales, cada cuatrienio se revive la eterna rivalidad entre americanos y europeos. Brasil, Argentina y Uruguay han triunfado en nueve ocasiones, mientras que Alemania, Italia, Francia, Inglaterra y España suman once trofeos. La igualdad y la justicia se promocionan como valores supremos en un deporte donde la copa está reservada para pocas selecciones.

El Mundial de Rusia no ha sido favorable para las selecciones latinoamericanas, tal como ha ocurrido desde que la exportación de jugadores sudamericanos forma parte de la globalización y de las reglas de los mercados, donde las potencias europeas se llevan nuestros talentos para potenciar a sus clubes. Perú, Panamá y Costa Rica ya están eliminadas, mientras que Argentina, Brasil y Colombia pasan angustias para clasificar a la siguiente ronda. Uruguay y México son las únicas que cabalgan firmes en sus respectivos grupos, después derrotar en la segunda fecha a un africano (Egipto) y a un asiático (Corea del Sur), respectivamente.

Sin embargo en los duelos frente a los europeos los sudamericanos no salieron bien librados. Como si en la cancha también se reflejaran las diferencias abismales entre ambos continentes, entre el saqueado y empobrecido y el que se desarrolló a costa de las riquezas del conquistado.

En la segunda fecha Perú volvió a brindar una demostración de buen fútbol, pero volvió a jugar como nunca y a perder como siempre. Su verdugo esta vez fue Francia, equipo que después de anotar decidió bajar las revoluciones y mantener el arco en cero ante la desesperación de los incas que impotentes veían cómo se desvanecía su sueño mundialista en 180 minutos después de esperar 36 años para ello.

Panamá fue aplastada 6-1 por Inglaterra, y hubiera sido más escandalosa la paliza de no ser por su técnico, Hernán Darío, el Bolillo, Gómez quien en el entretiempo se acercó al banquillo inglés a hacerles una oferta cínica: si los ingleses no les metían más goles los panameños no les darían más patadas. 

Y como este Mundial sigue siendo el de las sorpresas, Argentina de Mesi cayó goleada 3-0 frente a Croacia, en un partido en el que el astro argentino no hizo un tiro al arco. Durante los 90 minutos caminó la cancha distraído, indiferente a las angustias que pasaban sus compañeros. El crack del sector privado en el F.C. Barcelona jugaba con la indolencia del funcionario público para su selección nacional. Impotencia agravada a los 15 minutos del segundo tiempo cuando Caballero intentó salir con un pase por encima de un croata con tan mala suerte que le dejó la pelota servida al goleador, quien sin dudarlo se la devolvió con una bolea fulminante. Argentina jamás se pudo reponer de ese mazazo.

Colombia se encontraba en cuidados intensivos después de hacerse el harakiri en el debut. Se enfrentaba contra el líder del Grupo H en un partido a muerte, pues ambos necesitaban la victoria para continuar con vida en el Mundial. Y el fútbol tan escaso en esta copa apareció. 

Pékerman esta vez sí puso a los que eran y los sudamericanos les dieron un baile a los polacos, en uno de los mejores partidos del torneo. El joven Quintero se puso la diez y condujo al equipo con la seguridad de un veterano, Cuadrado nunca se cansó de desequilibrar, James volvió a ser el crack de Brasil 2014 y Radamel Falcao peleó todas las bolas, consiguiendo su premio al minuto 70´cuando hizo su primer gol en un Mundial. Con un pase asesino que Quintero, El Tigre quedó solo frente al portero y definió con la cara externa de su guayo derecho. Un gol que en Colombia no se gritaba con tanta emoción desde el día en que Fredy Rincón le empató a Alemania en Italia 90. Un gol que simboliza el sufrimiento y la esperanza del goleador colombiano que se perdió el Mundial cuando estaba en la cúspide de su carrera. 

Con un categórico 3-0 y una cátedra de fútbol que sepultó a Polonia, la tricolor revive y le inyecta sabor suramericano a un torneo frío e insípido, en el que hasta hoy lo físico se había impuesto sobre el talento, el orden se había impuesto sobre la rebeldía. Una goleada que le devuelve la ilusión a las selecciones sudamericanas, tan golpeadas en la primera jornada.

El fútbol es el deporte más popular del mundo porque nos sumerge en la ficción de la igualdad, de que son solamente once contra once en una cancha disputando una pelota, sin interferencias ni intereses de ningún tipo. Durante 90 minutos, dos equipos que representan a sus respectivos países, aparentemente en las mismas condiciones, se enfrenten entre sí en medio de una batalla que se ha reproducido por casi un siglo, desde que los ingleses inventaron el fútbol, para que las copas se las terminen llevando los mismos de siempre.


@Tecnorot

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